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sábado, febrero 1, 2025
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    Fue a la guerra, elogia a Thatcher y ahora navegó a Malvinas con un llamativo plan para resolver el conflicto

    Alejandro Diego llegó a las islas con dos compañeros para recorrer los lugares que fueron campo de batalla pero también para hablar con gente del lugar y contarles su misión. Asegura que él es “un veterano por la paz”.

    Después de una semana de navegación desde el puerto de Mar del Plata, el velero Caoba llegó a las islas Malvinas. A bordo hay una pequeña tripulación: Sigfrido Nielsen, geofísico y capitán; Pablo Leoni, navegante e ingeniero electricista y Alejandro Diego, excombatiente conscripto de la guerra de Malvinas. Llegaron con un propósito, como cada viaje que se propone hacer el Caoba: “Bregar por la armonía, por la paz entre la Argentina, las Malvinas y Gran Bretaña”, sintetizó a TN Sigfrido.

    ¿Cómo? A través de un plan que Alejandro está planteando a los isleños y que también llevará a la Argentina. Incluso quiere acercárselo a Javier Milei, a quien conoce desde hace años.

    Al mismo tiempo, la tripulación del Caoba busca llevar una navegación lo más sustentable posible, con limitado uso de plásticos arriba del velero y aprovechando el viento. Nielsen asegura que apenas gastaron el equivalente a un tanque de nafta para llegar hasta las islas.

    La iniciativa de paz consiste en que las islas puedan tener un gobierno autónomo, pero que en materia de Defensa y Relaciones Exteriores las decisiones se tomen de manera conjunta entre la Argentina y Gran Bretaña (como hoy hace Inglaterra con las islas). Al mismo tiempo, que las Malvinas puedan tener legisladores en el Congreso argentino y en el Parlamento inglés. “Que sean como una provincia más”, sintetizó Alejandro.

    Y sumó: “Quiero honrar a los muertos y los caídos. Por querer todo no tenemos nada en Malvinas. Tengamos algo. Si después de casi 200 años no obtuvimos nada, nunca vamos a obtener nada. Si tenemos este triunfo vamos a tener hidrocarburos, pesca, control del Atlántico geopolítico”.

    Alejandro Diego a bordo del Caoba en el puerto de las Islas Malvinas. Foto: TN
    Alejandro Diego a bordo del Caoba en el puerto de las Islas Malvinas. Foto: TN

    “Tenemos que hacer que el tema Malvinas sea un faro para los argentinos, y no un obstáculo. Nos tenemos que poner como objetivo grupal el construir un país atractivo para los isleños. Que así como muchos de nuestros ancestros decidieron venir a Argentina a hacer su destino, en algún momento los isleños digan: ‘¿por qué no tener una administración tripartita argentino-británica-isleña, solo en temas de Defensa y Relaciones internacionales, manteniendo nuestra autonomía en todos los demás temas?’. En un mundo que se empieza a polarizar, nuestros enemigos no son los ingleses o los isleños o nosotros. Son los que vienen a depredar un mar, o los que quieren tener proyección antártica, o el pasaje del Atlántico al Pacífico. Qué mejor que unirnos y ser fuertes juntos”, expresó Alejandro.

    Sin temor a reconocerlo, Alejandro también asegura que admira el liderazgo de Margaret Thatcher, aunque enfatiza en el daño que provocó la figura de la mandataria inglesa a la Argentina. “De la Thatcher admiro la determinación que tuvo, admiro a los grandes líderes. Nuestros dirigentes no tuvieron la determinación que tuvo ella”, dijo.

    La historia de Alejandro en la guerra

    El martes 13 de abril de 1982, Alejandro llegó a las islas en un Hércules como soldado conscripto de la Armada. El día anterior, en su casa, hubo una reunión familiar para despedirlo: “Fue un velorio con mi cuerpo presente, vivo”, ilustró. Ese día su padre le ofreció plata para mandarlo a Uruguay hasta que termine la guerra. “Le dije que no y me subí al avión. Yo tenía el paradigma de Malvinas son Argentina y pensé que iba a ser como Bariloche. Que iba a tener un quiosco, un semáforo. Pero era como estar en otro país. Y yo dije: ‘voy a luchar contra estos piratas’”.

    El cementerio de Darwin donde descansan los restos argentinos en Malvinas (Foto: drone TN)
    El cementerio de Darwin donde descansan los restos argentinos en Malvinas (Foto: drone TN)

    Él estaba en la Armada, pero luego de un bombardeo a uno de los barcos en los que navegaba, quedó apostado en tierra, en una trinchera en Bahía Fox. Allí empezó a sentir odio contra los ingleses y quiso matar cuantos pudo. No lo concretó. Luego, uno de sus amigos, Juan Ramón Turano, murió a su lado y al momento de enterrarlo pensó: “Ahora sí las Malvinas son argentinas porque mi amigo está acá”.

    El combate lo marcó: escuchó los gritos de los soldados y vio la muerte de frente. También estuvo preso una semana en Puerto Argentino, después de que la Argentina se rindiera.

    Cuando volvió a Buenos Aires le costó encontrar el rumbo, estaba deprimido, no quería vivir. Lo salvó, según contó, poder estudiar matemática en la UBA. Desde entonces hasta 2012 que pudo visitar el cementerio de Darwin en Malvinas sintió mucho odio hacia los ingleses e isleños.

    Pero Alejandro asegura que ese viaje le cambió la vida porque tuvo un encuentro espiritual con su amigo, Juan Ramón Turano: “Lo ví, me vio, me saludó. Lo primero que le dije fue: ‘no cumplí mi promesa de matar gente’. Y me respondió: ‘dejate de joder, ¿cómo vas a cumplir esa promesa?’”. Después le preguntó a su amigo cómo tenía que honrar a los caídos y, aseguró que le contestó: “Nos van a honrar el día que tengamos un país atractivo para los isleños”. Con esa nueva promesa, Alejandro empezó a trazar un plan para lograr resolver el conflicto.

    Cómo se gestó el viaje a Malvinas

    Sigfrido y Pablo ya se conocían y habían hecho otras navegaciones juntos. Un día, en un almuerzo en el club Náutico Sudeste de San Isidro, conocieron a Alejandro de casualidad y ahí les contó el plan que tenía. Si bien no están de acuerdo con todas las ideas de Alejandro, especialmente Pablo, se entusiasmaron y decidieron armar el viaje, que los llevó hasta Malvinas y que los tendrá en las islas por varias semanas. Recorrerán los sitios de guerra y también se reunirán con isleños y funcionarios locales.

    “El planteo de solucionar el tema no hay manera de no estar de acuerdo. Cómo se materializa, cómo se lleva adelante… eso no se. A diferencia de Alejandro, pienso que se tiene que involucrar a la política”, explicó Pablo.

    Y agregó: “Para nosotros Malvinas es una materia pendiente, que no se terminó. Hubo una guerra. Me gusta decir hermanos o amigos que están acá otros que quedaron en el fondo del mar, otros que en su momento fueron enemigos y hoy son veteranos, es muy fuerte muy emotivo ver como dos personas que podrían haberse matado entre sí o conversan y hablan de toda la historia que fue y las vivencias que quedan después de eso. Es una situación de emoción plena y poner de manifiesto de alguna manera que los tenemos que tener recontra presentes a nuestros veteranos y caídos”.

    Cuando TN le preguntó a Alejandro si considera que va a tener éxito, respondió: “No me importa, por ahí me muero mañana. Pero hoy quiero hacer esto”.

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