viernes, abril 26, 2024
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    MIRALO DE VUELTA

    Denunció que su ex la amenazaba, la Justicia no la escuchó y él la terminó matando delante de sus hijos

    María Isabel Speratti Aquino llevaba más de un año denunciando que estaba en peligro. La Justicia no la protegió y, después de muchas amenazas, su exmarido la asesinó frente a sus hijos, en la puerta de su casa en Cañuelas. Este sábado se cumple un año del brutal femicidio y el próximo mes comenzarán a juzgar Gabriel Alejandro Núñez por el femicidio.

    Según pudo saber TN de fuentes judiciales, el 5 de abril por la mañana se hará la audiencia preliminar del juicio por jurados. Será en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de La Plata, con Santiago Paolini como juez técnico a cargo del debate.

    En esta jornada se hará la selección de jurados, ciudadanos que ya fueron elegidos por sorteo. El hijo y la hermana de la víctima estarán como particular damnificado, a pedido de la abogada querellante, Raquel Hermida.

    Núñez está imputado por “homicidio agravado por el vínculo, tenencia ilegal de arma de guerra, en concurso real con lesiones en contexto de violencia de género”. Con estos delitos, el acusado podría recibir una condena a prisión perpetua.

    Amenazas, hostigamiento y un pedido de auxilio desesperado: la crónica de un femicidio anunciado

    María Isabel tenía 40 años al momento de ser asesinada. El crimen ocurrió el 16 de marzo de 2023, cuando la mujer, feriante y activamente feminista, estaba saliendo de su casa para llevar a sus hijos al colegio Joaquín Sacha (18) y Tao Valentino (14).

    Ella vio llegar a su ex y supo que venía a atacarla. La mujer apenas alcanzó a gritarles a sus nenes para que escaparan y llegaron a meterse en la casa. El hombre, sin mediar palabra, sacó una pistola 9 mm y le disparó tres veces. Dos balas impactaron en el cuerpo y, cuando la víctima se desplomó, la remató con un tiro en la cabeza.

    Núñez había sido denunciado previamente por violencia de género. (Foto: Facebook)
    Núñez había sido denunciado previamente por violencia de género. (Foto: Facebook)

    Según contó en sus propias denuncias, María vivió 20 años de violencia psicológica y sexual por parte del padre de sus dos hijos. Todos ellos convivían en la misma propiedad, pero la relación siempre había sido conflictiva.

    Luego del femicidio se supo que la mujer había hecho varias denuncias por violencia de género y e incluso una por intento de femicidio, pero la causa jamás avanzó y el fiscal Lisandro Damonte, extitular de la UFI N°1, la caratuló como “lesiones leves”. Se trata de un hecho ocurrido el 16 de julio del 2021, cuando Núñez intentó estrangularla con sus propias manos, delante de sus hijos, que lograron salvarla aquella vez.

    La víctima, poniendo su familia a resguardo, inició todos los procesos en el Poder Judicial de Cañuelas para intentar que su agresor estuviera preso. Sin embargo, la Justicia no la escuchó, pese a sus reiterados pedidos de auxilio.

    El hombre siguió libre hasta el momento del asesinato. Incluso, inició una causa civil en donde solicitó un régimen de comunicación, pero los chicos no querían tener contacto con su progenitor ni con sus parientes. La jueza de Familia insistió para que tuvieran contacto, pero ellos se negaron a verlo.

    Denunció que su ex la amenazaba, la Justicia no la escuchó y él la terminó matando delante de sus hijos

    En cuanto a la causa penal por “lesiones leves”, María fue una o dos veces por semana a la fiscalía para solicitar que le pusieran otra calificación. “Es un intento de femicidio agravado por el vínculo, dado a que esta persona quiso matarme. Como mínimo podrían ser lesiones gravísimas, porque a un año del hecho yo sigo con tratamiento psiquiátrico por estrés postraumático”, aseguró la propia víctima en una serie de audios impactantes que fueron difundidos tras el crimen.

    Ella misma contó todo el destrato que recibió en la sede judicial cada vez que iba a pedir justicia. Ya la conocían de memoria, pero siempre volvía con el mismo desamparo. Para colmo, no podía solventar económicamente un abogado que la representara en la causa, y por eso se presentaba directamente en la fiscalía.

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    María también contó en los audios que durante una charla que daba el Municipio, sobre masculinidades y violencia de género, se encontró con el juez de Garantías de su causa penal. Lo enfrentó frente a toda la audiencia contándole sobre su caso y cómo no lograba justicia y cómo ella y su familia vivían atemorizados.

    El juez le dijo que él no quería exponerla, a lo que María le respondió que el que quedaba expuesto era él por no hacer el trabajo como correspondía. El magistrado le prometió que le iba a otorgar un abogado de oficio, algo que después no cumplió.

    Denunció también las amenazas de la familia del agresor hacia ella y sus hijos. Presentó las pruebas y volvió a recorrer el Juzgado de Garantías, la comisaría de la Mujer y la Fiscalía. “Nunca me dieron bolilla. Me subestimaron, me ningunearon”, dijo Speratti en los audios, haciendo referencia a Javier Berlingieri, fiscal que reemplazó a Damonte en la UFI que investigaba su caso.

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    El día anterior al asesinato, María volvió a ir a la fiscalía y solicitó ver el informe de la pericia psicológica que le habían hecho a su agresor. Se la dejaron ver, pero, no le permitieron hacer copias. María sacó fotos a escondidas. De esta forma puso descubrir los signos de la peligrosidad de Núñez. Aun así, la perito solamente le recomendó hacer un curso para “varones agresores”.

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    “Soporté 20 años de violencia psicológica y sexual y un intento de asesinato. Bajé 14 kilos en un mes. No podía comer ni dormir”, dice Speratti en otro de los audios, en donde mencionó que la jueza Inés del Valle Rivarola (del Juzgado de Paz de Cañuelas) les pidió a sus hijos que le dieran “una nueva oportunidad” al padre.

    A pesar de los intentos de la víctima por cuidar su vida y la de su familia, Núñez la mató a sangre fría. “María nos fue arrebatada violenta e injustamente por una basura que se sintió su dueño, que se sintió con derecho de acabar con su vida, porque cuando ella lo dejó fue consciente de su propia existencia miserable, sin valor”, expresó Rocío, hermana de la víctima.

    María Isabel y su hermana Rocío, en una de las marchas del 8M. (Foto: Facebook Rocío Speratti)
    María Isabel y su hermana Rocío, en una de las marchas del 8M. (Foto: Facebook Rocío Speratti)

    “No actuó solo, fue avalado por una justicia patriarcal, ciega e inútil que eligió ignorar a María y volver a violentarla cada vez que la desoyeron, que eligió darle todas las ventajas a él, y por su familia que lo apañó, lo refugió como si hubiera sido él la víctima y la culpó a ella por todo, que la hostigó”, agregó.

    La Justicia contribuyó para que hoy sus hijos sean huérfanos y que tuvieran que vivir lo peor que dos chicos pueden vivir: presenciar el asesinato de su mamá. El dolor y la bronca por perderla, por lo que le hicieron a ella y a los chicos, y el amor que le tenemos y tendremos por siempre nos mueve para seguir adelante y alzar la voz exigiendo al menos una tardía justicia”, cerró.

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