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lunes, marzo 3, 2025
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    Animemos a fracasar un poco más

    ¿Cómo sería nuestra vida si renunciáramos a nuestra obsesión por el éxito? ¿Y si fracasar solo nos está guiando a un mejor lugar?

    “Puede ser difícil distinguir entre un fracaso y algo que simplemente está cambiando el rumbo de tu vida. Un fracaso puede ser el portal hacia la creatividad, el aprendizaje de algo nuevo, el desarrollo de una nueva perspectiva”, dice Pema Chodrom.

    Hace algunos años, la reconocida monja tibetana, autora de libros muy conocidos en el mundo entero, le ofrecía un gran consejo a los alumnos de la Universidad de Naropa que se estaban por recibir. “Fracasa. Fracasa de nuevo. Fracasa mejor”, les decía.

    La enseñanza que allí pronunció y tantas otras a lo largo de los años, siguen teniendo una gran vigencia, y cuando practicando nuevos hábitos de pensamiento bajo su amorosa mirada budista, hay nudos internos que se empiezan a soltar por sí mismos.

    “¿Cómo estás llevando el año?”, me preguntó un amigo. “Bien, digamos. Estoy intentando trabajar menos horas, ignorar el celular un poco más, concretar alguno de todos los pendientes siempre postergo para la semana que viene”. Suspiré y le dediqué una gran sonrisa. “No paro de fracasar”.

    ¡Es tan lindo poder hablar del fracaso con cierta alegría y liviandad! Recuperar la certeza de que aunque las cosas no estén saliendo como queramos, en los tiempos que imaginamos y con un muy bien diez felicitado, tenemos la fuerza, la paciencia y las ganas para seguir intentándolo! Empezar a modificar el peso de las palabras que siempre nos atormentaron es algo grandioso.

    Para muchos de nosotros, fracasar era una palabra tremenda. Crecimos sin chance alguna de que algo pudiera salirnos mal. El paradigma de exigencia, de esfuerzos resultados era ensordecedor. En ese viejo mundo, que aún no termina de desaparecer, había solo dos opciones, éxito o fracaso. En el medio, se abría un camino tenebroso de pantanos, arenas movedizas, animales salvajes e insectos venenosos de los que nos teníamos que defender. Asumimos que necesitábamos resistencia, entereza, coraje y sacrificio. Cada una de esas cualidades pueden invocar fuerzas hermosas y evolutivas, pero las aprendimos como conceptos grises, pesados, y amenazantes. Por eso nos urge resignificarlas y así, portarlas como dones, que es justo, lo que en realidad son.

    Puede ser difícil distinguir entre un fracaso y algo que simplemente está cambiando el rumbo de tu vida. Un fracaso puede ser el portal hacia la creatividad, el aprendizaje de algo nuevo, el desarrollo de una nueva perspectiva.

    “Si hay una habilidad que no se enfatiza mucho, pero que realmente es necesaria, consiste en saber cómo fracasar. Hay una cita de Samuel Beckett que dice: “Inténtalo de nuevo. Fracasa de nuevo. Fracasa mejor”. Esta cita es lo que más te va a ayudar el próximo año, en los próximos diez años, en los próximos veinte años, por el resto de tu vida, hasta que te mueras. Todos queremos ser exitosos, sobre todo si entendemos el éxito como el que las cosas salgan como queremos. “Fallar es aquello para lo cual usualmente no recibimos mucha preparación. Entonces, ¿cómo fracasar?” Pema Chodrom inició así su recordado discurso en la Universidad.

    Aprender a elaborar un fracaso. (Foto: Adobe Stock)
    Aprender a elaborar un fracaso. (Foto: Adobe Stock)

    “Usualmente, entendemos el fracaso como algo que nos sucede desde afuera. No logramos tener una pareja, o estamos en una relación que termina de manera dolorosa. No podemos conseguir un trabajo bueno o nos despiden injustificadamente. Las cosas que no suceden tal como queremos que sean, pueden ser infinitas En general, hay dos maneras de lidiar con esta situación. La primera consiste en echarle la culpa a los otros, a nuestro jefe, a nuestra pareja, a quien sea. La segunda consiste en sentirnos horribles con nosotros mismos y es entonces cuando nos etiquetamos como fracasados. Sentimos que hay algo dentro nuestro que está muy mal y es ahí cuando realmente necesitamos ayuda. No te creas las historias que culpen a los demás, ni tampoco te creas las historias que te echan la culpa a ti mismo”.

    Nunca sabes hacia dónde te llevará una experiencia

    Pema Chodrom continúa su enseñanza y dice que podemos sentirnos mal, con culpa, inútiles y llenos de ira, porque las cosas no salen como quisiéramos. Sin embargo, las personas tenemos otra opción: “Puedes cultivar tu curiosidad hacia lo que está ocurriendo. Observa las circunstancias externas e intenta darte cuenta de cómo te están influyendo”.

    En esos momentos, también es una buena práctica, darnos cuenta de cuáles son las palabras que salen de nuestra boca y cómo es nuestro diálogo interno. Si en los momentos en que las cosas no salen como quisiéramos nos decimos “soy malo, soy terrible” debemos intentar suavizar ese diálogo. ¿Cómo?: “Quizá lo que está pasando no es que yo sea un fracaso, quizá simplemente estoy sufriendo”.

    Pema nos aconseja que no nos apuremos a considerarnos un fracaso porque necesitamos recordar que, en realidad, uno nunca sabe hacia dónde nos llevará esa experiencia

    “Puede ser difícil distinguir entre un fracaso y algo que simplemente está cambiando el rumbo de tu vida. En otras palabras, un fracaso puede ser el portal hacia la creatividad, el aprendizaje de algo nuevo, el desarrollo de una nueva perspectiva.”

    “Es importante tener presente que cuando se abre en nosotros un espacio de fracaso, pueden surgir muchas adicciones. Queremos escaparnos, necesitamos dejar de sentirnos mal, nos urge anestesiarnos. Cuando nos equivocamos, o herimos los sentimientos de alguien, se siente algo crudo y visceral. Cuando caemos ahí, pueden surgir muchas cosas feas como la agresión y la violencia”, explica y ofrece también una segunda posibilidad para esos momentos en que sentimos que el fracaso nos hunde para siempre.

    “Puedo decirte que este mismo espacio desde donde emergen las mejores cualidades humanas, como la valentía, la amabilidad, la capacidad de extender una mano y cuidarnos los unos a los otros. Aquí es donde la comunicación real con los demás comienza a ocurrir, porque es un espacio muy amplio y vulnerable en donde puedes ir más allá de la culpa y simplemente sentir la cualidad sangrante y tierna de la situación.

    Pema Chodrom asegura que si nos atrevemos a permanecer en la incomodidad del fracaso sin huir ni juzgarnos, desarrollamos resiliencia y compasión hacia nosotros mismos y los demás. “Es en este espacio donde la mejor parte de nosotros mismos sale a la luz. Cuando no estamos enmascarándonos o tratando de que las circunstancias desaparezcan y donde nuestras mejores cualidades comienzan a brillar”.

    “Solo cuando sabemos cómo relajarnos con el fracaso, podemos relajarnos realmente con nuestra vida.”

    Que así sea.

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