“En cierto sentido, la juventud me parece más cercana hoy que cuando era joven”, escribió en 1970 Jorge Luis Borges, en un texto que se llamó Autobiografía y se publicó en The New Yorker. Con esa frase reflexionaba sobre un tema que siempre fue abordado por la literatura, el cine y la cultura popular: la juventud eterna. En La sustancia, Demi Moore vuelve con todo a los primeros planos, lejos del olvido de Hollywood, para meterse de lleno en este tópico y provocar un cimbronazo en quien la vea.
El film dirigido por Coralie Fargeat es una jugada y deformada alegoría, cruzada por múltiples referencias cinéfilas, en la que intenta satirizar sobre la búsqueda de la eterna juventud, la perfección corporal y la belleza infinita, en medio de la feroz competencia entre mujeres impuesta por la industria que sea.
La realizadora se apoya en las notables personificaciones tanto de Demi Moore como de Margaret Qualley, que tienen uno de los duelos más impactantes del último tiempo en el cine. Ambas respiran y exhalan estrellato en cada frame durante una brutal historia que decanta su devenir ultragore con el correr de los minutos.
De que se trata “La sustancia”
La trama de La sustancia aborda la historia de Elisabeth Sparkle, una famosa presentadora televisiva que conduce un famoso ciclo de ejercicios aeróbicos (un guiño a Jane Fonda) que está a punto de ser descartada por los dueños de la cadena en la que trabaja.
Cuando se da cuenta de que el sistema va a hacer todo lo posible para que ella no siga en la cresta de la ola por su edad, tiene un quiebre que la lleva a vivir una situación límite.
En ese momento, alguien ilumina su camino y la pasa un teléfono con “la solución”. Cuando llama, del otro lado, una voz misteriosa le propone cambiar para siempre su vida con un producto absolutamente innovador.
Si acepta, tiene que aplicarse una sustancia, cada siete días, que promete darle esa juventud que tanto desea volver a tener. Así, aparece en escena Sue, su alter ego, su otro yo, su lado b, una joven tan ambiciosa como ella que abrirá una grieta insalvable.
A partir de ese momento, entre las dos se librará una batalla feroz que sucumbirá en situaciones completamente inesperadas, mientras, lentamente, la deformación en la búsqueda de la perfección hace su juego.
Las numerosas referencias de “La sustancia”
La sustancia, que fue estrenada en el festival MUBI Fest y se pasa en los cines desde este jueves, es una película incómoda, perturbadora y nada fácil de digerir. No es para cualquier espectador y quienes son fanáticos del cine de género tal vez la disfruten más por su estructura body horror. Claramente Coralie Fargeat no planificó su film para personas que buscan solo cine dramático y convencional.
La realizadora armó una ficción cruzada por una cinefilia arrolladora. Entre los realizadores que se pueden enumerar en sus constantes citas o referencias aparecen Stanley Kubrick, David Lynch, David Cronenberg, Brian De Palma, Jean-Pierre Jeunet, Darren Aronofsky, Pier Paolo Pasolini, Stuart Gordon, Robert Zemeckis, Mario Bava, Roman Polanski, Sam Raimi y Darío Argento, entre otros.
El film tiene, además, un constante ir y venir dentro de su temática de novelas como La metamorfosis, de Franz Kafka; El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, de Robert Louis Stevenson; y Frankenstein, de Mary Shelley.
Fargeat se nutrió, también, de parte de la cultura televisiva, publicitaria y del consumo actual de influencers para plasmar la perfecta estética de su película.
Casi como una semiosis social cinematográfica, La sustancia está entrecruzada por 2001, Odisea en el espacio; Videodrome; La muerte le sienta bien; Crash; El resplandor; Carrie; Suspiria; La mosca; El cisne negro; Repulsión; Evil Dead; Twin Peaks; Eraserhead; Delicatessen; Saló, o los 120 días de Sodoma; entre otras películas.
Además respira un aire independiente como aquel corto gore que hizo Martin Scorsese llamado The Big Shave, en el que un hombre se corta cuando se afeita y no puede parar de hacerlo; o un mediometraje francés de los 80 en el que a un artista le pegan tantas veces en la cara que termina como una obra de arte en un museo.
Qué significa para Demi Moore su rol en “La sustancia”
En una entrevista en Variety, en la que habló de su gran regreso a lo más alto de Hollywood a los 61 años, Demi Moore parece hablar más de lo que le pasó a ella misma más que lo que padece la mujer que encarna. “La película plantea una idea importante: cuando perseguís algo que creés que es mejor, corrés el riesgo de perder lo que tenés”, comentó.
El logro de Demi Moore es único en La sustancia, ya que además de su interpretación magistral, tuvo que explorar un costado actoral físico, desde otro punto de vista: al mismo tiempo que mostró su cuerpo, puso el hombro con un desgaste notable.
La actriz que se hizo famosa en Ghost, la sombra del amor hace muchos años que no tiene un rol preponderante en el mainstream, como fue su habitualidad en la década del 90. Por eso, su trabajo en La sustancia la vuelve a instalar como una profesional a la que no hay que olvidar jamás.
No solo a ella. Margaret Qualley hizo una labor alucinante, en un film que no quedará en el olvido: desde que se presentó en festivales ya se llevó tres premios, entre los que se encuentra el de Mejor Guion en el último Cannes. A pesar de ser una película de un género que no recibe demasiadas estatuillas, sus actrices quedaron en la mira para la próxima temporada de galardones. ¿Se viene algún Oscar?
La sustancia es un ejercicio único de cinefilia que, a pesar de abundar en recursos que por momentos se mezclan demasiado, quiere tocar fibras, inquietar, llamar la atención y alterar estados. Eso, en la era de lo prefabricado y la perfección, vale mucho más de lo que se cree.