sábado, noviembre 23, 2024
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    MIRALO DE VUELTA

    Descubrieron un sorprendente intercambio de comida entre nativos de Isla de Pascua y Sudamérica hace más de 1.000 años

    (Desde Santiago, Chile) Es uno de los sitios más remotos y misteriosos del planeta y un reciente estudio arqueológico ha desvelado fascinantes secretos sobre los primeros colonos de Rapa Nui, conocida popularmente como la Isla de Pascua, nombre que no agrada a los nativos en lo absoluto.

    Según esta investigación, publicada en la revista PLOS One, los habitantes de esta idílica isla del Pacífico disfrutaban de una cocina fusionada, combinando plantas nativas de Polinesia con aquellas provenientes de América del Sur, situada a unos 3.700 kilómetros de distancia.

    Los restos de alimentos descubiertos, identificados a través de granos de almidón adheridos a cuchillas de obsidiana en el sitio arqueológico de Anakena, sugieren que los primeros polinesios mantenían contactos regulares con personas de América del Sur hace ya un milenio.

    Dichas cuchillas, llamadas “Matá” en lengua rapanui, también se ocupaban para elaborar las lanzas que se ocupaban en las guerras tribales, y es posible encontrarlas en toda la isla, aunque está estrictamente prohibido llevarse una de ellas de recuerdo.

    Rapa Ni, más conocida por sus icónicas estatuas monolíticas llamadas Moai, ha sido desde hace años objeto de especulación sobre los orígenes de sus primeros habitantes. Aunque la isla no fue revelada al mundo por sus colonos holandeses hasta 1722, los nativos ya llevaban siglos viviendo en ella. La cuestión de sus orígenes geográficos sigue siendo motivo de debate entre los expertos, con teorías que apuntan tanto a Polinesia como a América del Sur, e incluso a una mezcla de ambas regiones.

    Cómo llegaron los humanos a Rapa Nui

    Para investigar los primeros años del asentamiento en Rapa Nui, los científicos se sumergieron en los recursos alimenticios antiguos. Mientras que huesos de animales habían revelado anteriormente una dieta que incluía peces, delfines, focas, pollos y ratas, los restos de plantas no habían sido tan exhaustivamente estudiados.

    El estudio examinó 20 “Matá” de obsidiana excavadas en Anakena, revelando evidencia de 46 granos de almidón. Entre las ocho especies identificadas se encontraban tanto plantas polinesias como sudamericanas, incluyendo el árbol del pan, yuca, taro, ñame morado, batata, manzana tahitiana, achira y jengibre. El descubrimiento de estos últimos fue especialmente notable, ya que nunca antes se habían encontrado en la isla.

    Según los investigadores, estos hallazgos sugieren un intercambio cultural y comercial sostenido entre los navegantes polinesios y las poblaciones sudamericanas hace casi mil años. Andrea Seelenfreund, arqueóloga de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano en Chile y coautora del estudio, destacó la habilidad de la gente de las islas del Pacífico en la navegación oceánica de larga distancia, lo que habría facilitado dicha interacción.

    Otras investigaciones apuntan a que polinesios y sudamericanos se habrían encontrado y mezclado en las Islas Marquesas, para luego seguir expandiéndose por las islas del Pacífico. Otras investigaciones apuntan a que polinesios y sudamericanos se habrían encontrado y mezclado en las Islas Marquesas, para luego seguir expandiéndose por las islas del Pacífico.

    Thor Heyerdal estaba en lo cierto

    El estudio chileno entronca con un artículo titulado “Native American gene flow into Polynesia predating Easter Island settlement”, publicado en revista Nature en 2020, que señala que los análisis genómicos del ADN de la población actual de Polinesia y Latinoamérica demuestran que existió contacto previo a la llegada de los europeos al continente, hace al menos unos 800 años.

    En la publicación se detalla que existió en la Polinesia un contacto antiguo con nativos americanos, posiblemente en las Islas Marquesas, cuyos descendientes luego migraron y colonizaron el resto de las islas hacia el sureste, llevando consigo el componente ancestral amerindio en sus genomas hasta Rapa Nui.

    De hecho, fue en la isla Raroia en la Polinesia Francesa, 3.600 km al noroeste de Rapa Nui, donde llegó el explorador noruego Thor Heyerdahl con su balsa tipo Kon-Tiki desde las costas de Perú, arrastrado por las corrientes marinas, demostrando así que ese trayecto fue técnicamente posible en tiempos precolombinos. Él postuló que el punto más probable de llegada de exploradores nativos americanos fue la isla de Fatu Hiva, en las Marquesas, dado que sus pobladores relatan leyendas sobre el origen sus ancestros llegados desde el Este.

    Cabe señalar que, aunque los resultados del estudio de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano son interesantes y sugieren una nueva comprensión de la prehistoria de Rapa Nui, algunos expertos como Jo Anne Van Tilburg, arqueóloga de UCLA y directora del Proyecto de Estatuas de Isla de Pascua, quien conversó con Live Science, advierten sobre la necesidad de mantener un cierto escepticismo debido a la precisión limitada en la identificación de los antiguos granos de almidón.

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