miércoles, octubre 30, 2024
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    MIRALO DE VUELTA

    DIARIO DEL APOCALIPSIS, Parte Tres

    DIARIO DEL APOCALIPSIS, Parte Tres | POR LEANDRO ZDERO
    JUEVES 26 DE DICIEMBRE DE 2024. Finalizó la epidemia de virus zombi, o como lo bautizó el Dr. Milei: “Virus Ku-K 12”. La gente festeja en las calles. Con antorchas. Y picas.

    Algunos creen que fue por las vacunas que distribuyó la misión de Médicos Sin Frontera. Otros, que lo resolvió el mercado, la ley de la oferta y la demanda (Nota mental: tengo que presentar un proyecto de adhesión a esa ley). En mi opinión, al virus lo curé yo. Soy pura determinación.

    Los ministros organizaron para esta tarde un desfile en mi honor. Me hice confeccionar un uniforme como el de Milei, azul con correaje blanco cruzado, charreteras rojas y cuello duro al tono. Los apliques, todos de Pato Pampa, son dorados. El cinturón también es blanco, de Gucci, y la gorra de béisbol con penacho rojo tiene una leyenda que dice: “Chaco Puede”.

    VIERNES 27 DE DICIEMBRE. El desfile fue un éxito total según la prensa chaqueña. Por suerte la temperatura bajó a 45ºC y los generadores respondieron al pelo bajo el toldo del palco refrigerado.
    Lo hicimos frente a Casa de Gobierno porque el Parque de la Democracia ahora lo ocupamos de basurero municipal. Para llegar a María Sara teníamos que pagar un canon al Estado beligerante de Santa Inés de Roma.

    En un acto de grandeza, los vecinos de La Ribera aceptaron cambiarle el nombre al barrio por uno más acorde a los efluvios del nuevo basural: “Colonia Baranda II”. Les regalé una placa alusiva y barbijos recuperados de la corrupción.

    Vamos a crear el programa “Chanchek” en el Parque 2 de Febrero. Porque un zombi menos en la calle es un niño más en los videopóker, un maestro más en los hospitales, un médico más manejando un Uber.

    El Plan A de los equipos técnicos era colocar un cerco electrificado. Les dije que ni en pedo: “Somos un gobierno de tranqueras abiertas”. Además los zombis escaparían durante los cortes de energía.
    Pistoleti, CEO de Secheep S.A., observó que tenemos un acopio de paneles solares como para recuperar la soberanía energética pero nadie sabe cómo instalarlos: echamos a nuestros mejores hombres cuando privatizamos la empresa, entre ellos los que vivían en el Santa Inés y en Fontancia, por la ley de deportación voluntaria.

    La solución, como siempre, la encontré yo. Me presento: soy Leandro Zdero; Arquitecto Leandro Zdero. Quizás me recuerden de películas como “Construcción y estructuras” y “Urbanismo y planificación”. A diferencia de Maldonado, no me formé en la Universidad de la Calle. Soy un académico. En fin, les ordené poner un panel al lado del otro, como si fuera un murito, creando una barrera infranqueable al menos hasta que los zombis aprendan a saltar.

    El ministro Domínguez, siempre llevando la contraria, me advirtió que los zombis se trepan uno arriba del otro como peronistas, y forman montañas que pueden superar cualquier obstáculo. Livio, que es abogado, recomendó hacer un segundo muro, pero de biblioratos que simulen expedientes judiciales: “Si les queda un vestigio de humanidad, van a alejarse de los carpetazos matándose entre ellos. Win-win”. Tiene razón, es la kriptonita de los peronchos.

    Los muchachos propusieron otro desfile en mi honor. Les dije que basta de desfiles por ahora.
    SÁBADO 28 DE DICIEMBRE. El ministro Domínguez me hizo llegar un peiper sobre una fisura en la represa Yacyretá. “Si se rompe nadaremos en mierda”, graficó.

    La gente del Instituto del Deporte propuso una salida superadora: “Si el agua nos llega al cuello hacemos la Nueva Fiesta del Dorado en pleno centro de Resistencia”. Ya armaron una caja chica para la organización del evento. Varios asesores se ofrecieron a proveer la alfalfa para los dorados, que saldría por compra directa.

    Resico recomendó hacer un “breinstórmin”. En su libretita escribió: “Resistencia, la Venecia Suramericana”. Lo paré en seco: “Hoy es sábado muchachos, no se labura”.

    Pasé el resto de la tarde tratando de conectarme a Internet.

    DOMINGO 29 DE DICIEMBRE. Tuvimos que usar dos camiones cisterna de Sameep para llenar la pileta de natación de casa. El impacto en las reservas de agua potable de la ciudad fue marginal. Ahora que el Santa Inés y Fontancia no forman parte del Gran Resistencia, ni del Chaco, hay agua de sobra.

    También hice instalar una media sombra para frenar la invasión de palomas que buscan saciar su irrefrenable sed de venganza. El problema es que anidaron encima y el patio está cubierto por una espesa capa de huano, o como lo llama el ministro Domínguez: “mierda de paloma”. Entiendo las quejas de los vecinos de Colonia Baranda II.

    A la siesta apareció Matkovich vestido de brigadier, con Crocs amarillas, un fusil de paintball y una fusta:
    –Se activó el sistema de alerta temprana: nuestros colegas paraguayos encontraron a Roy Nikisch deambulando por los pasillos del Shopping Del Sol, en Asunción. Estaba perdido desde septiembre.
    Lo paré en seco:
    –¿Alerta temprana? ¿Temprana a qué hora? A mí no me van a hacer levantar temprana, Niembra. Además es un problema de les resistencianes. Yo no lo voté. Y ahora dejame en paz: es domingo, no se labura.

    LUNES 30 DE DICIEMBRE. Mañana se termina el año. Amanecimos sin luz y con temperaturas por encima de los 50ºC pero estamos muy emocionados. Capitanich me respondió el mensaje del martes 17: “Si tu idea es que vuelva al Chaco, mi respuesta es No”. Apátrida.

    A la tarde organizamos una reunión de gabinete de emergencia y en dos patadas ya estábamos haciendo los preparativos para pasar el 31 en la casa de finde de Carim Peche, en Paso de la Patria. Es increíble lo que se puede lograr cuando todos tiramos para el mismo lado. Por eso siempre digo lo mismo: Chaco Puede.

    Mi única duda era si llevaba o no el uniforme que había estrenado en el desfile. Opté por la sunga y la gorra con penacho. Cuando me estaba yendo a casa -siempre soy el último en retirarse del edificio, tipo cuatro de la tarde- Livio me dio una buena noticia:

    –El diputado Gyöker no tiene el virus zombi.
    –Pero si echaba espuma por la boca y tuiteaba con el teléfono apagado, le recordé.
    –Estaba enojado nomás. Los paramédicos lo encontraron deambulando por la Avenida Sabin, cerca de la rotonda del Hiper. Les dijo que iba a discutir con quien sea, donde sea y de lo que sea. Le aplicaron tranquilizantes y lo llevaron a la clínica de Julito para que discuta con la enfermera.

    MARTES 31 DE DICIEMBRE. Salimos para Corrientes muy temprano, a eso de las tres de la tarde, con las camionetas cargadas de Don Periñón. El turco nos aclaró que en el refugio antibombas tiene reservas como para abastecer a tres generaciones, pero mejor asegurarse. En Barranqueras se sumó Magda Ayala.

    Cuando estábamos llegando a la rotonda de la Ruta 11 nos avisaron que Valdés había hecho cerrar el puente del lado correntino. Lo llamé por teléfono:
    –Gustavo, ¡cómo me hacés esto!
    –Declaramos el Chaco en cuarentena.
    –No podés ser así, -le reproché-, con lo que te ayudé en mi campaña.
    Empezó a hablar de promesas incumplidas. Decidí cambiar de tema:
    –¿Lo que se escucha de fondo es ‘Puente Pexoa’, de Tránsito Cocomarola? ¿Acaso están de joda?
    –No, no, el tránsito es lo que te cortamos a vos. Ja ja ja. Lo que escuchás de fondo es ‘El último sapucay’.

    –‘El último samurai’, lo corregí. Logré arrancarle otra carcajada.
    –Venite por el Segundo Puente, retrucó. Ahí me hizo reír a mí.
    En fin, seguimos haciendo chistes hasta que me quedé sin batería.
    Volver a Resistencia fue un martirio. Maldonado y Matkovich ya se habían bajado dos cajas de champán a temperatura ambiente (53ºC a la altura de Barranqueras, donde dejamos a Magda). En la avenida 9 de Julio, a los pies de esa estatua con el dedo que apunta al cielo, y que el humor popular bautizó “El terror de los paracaidistas”, nos esperaba una sorpresa.
    Un piquete de zombis. Técnicamente era una muralla de cuatro metros de altura de cuerpos oscurecidos por una nube de moscas. Convencí a Magda de mandar una retroexcavadora para abrirnos paso.

    Llegamos a Resis a las veinte horas con el hedor de los cadáveres pegado a la ropa. Pasé por casa para meterme un rato en la pile, después me llené de perfume francés y arranqué para el Entrepiso, donde obligué a todo el gabinete a pasar Año Nuevo.
    Esta noche termina el 2024. Qué nos deparará el destino.

    CONTINUARÁ… C.M.

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