Naciones Unidas y la Unión Europea condenaron este lunes la violencia registrada en Sudán por los combates entre el Ejército sudanés y las fuerzas paramilitares de Apoyo Rápido (RSF), que se han expandido a Darfur, y exigieron a las partes que respeten un acceso sin trabas a la ayuda humanitaria destinada a la población.
El secretario general de la ONU, António Guterres, se mostró “gravemente preocupado por el estallido de los combates” en la ciudad de Al Fasher, capital del estado de Darfur Norte (oeste), ya que “ponen en riesgo” a más de 800.000 civiles, al tiempo que alertó sobre el uso de armamento pesado en zonas densamente pobladas, “que han provocado decenas de víctimas civiles, importantes desplazamientos y la destrucción de infraestructura civil”.
“Los civiles en la zona ya se enfrentan a una hambruna inminente y a las consecuencias de más de un año de guerra”, señaló a través de un comunicado de su portavoz adjunto, Farhan Haq, quien recordó a todas las partes su obligación según el Derecho Internacional Humanitario de proteger a los civiles y permitir las evacuaciones a zonas más seguras.
Mientras que Guterres instó a las partes a poner fin “inmediatamente” a los combates y reanudar las negociaciones de alto el fuego “sin más demora”, también solicitó que faciliten “el acceso humanitario seguro, rápido y sin obstáculos a todos los civiles necesitados en El Fasher, en todo Darfur y en Sudán, recordando que dirigir ataques intencionados contra estos puede constituir crímenes de guerra.
Por su parte, el Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, y el comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, condenaron “enérgicamente los ataques indiscriminados de ambos lados”, incluido un hospital pediátrico en El Fasher en el que han muerto dos niños y un cuidador, y afirmaron que están “extremadamente preocupados” por la falta de suministros médicos en el único hospital en funcionamiento del estado.
“La intensificación de los combates en las afueras y dentro de El Fasher está agravando una situación humanitaria ya catastrófica y teniendo un impacto dramático en los civiles”, aseveraron, al tiempo que recordaron que desde el estallido del conflicto, en abril de 2023, el Ejército y las RSF han bloqueado la entrega de ayuda, negando asistencia a los cientos de miles de civiles atrapados.
En este sentido, hicieron hincapié en que “negar el acceso a alimentos, atención médica y asistencia humanitaria es una clara violación del Derecho Internacional, que puede constituir crímenes de guerra” y han renovado su llamamiento “a las partes en conflicto para que permitan la entrega inmediata, incondicional y sin obstáculos de ayuda humanitaria a todo el territorio y la población”.
“Estamos consternados al saber de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) que, en lo que va de 2024, solo 39 camiones humanitarios llegaron a El Fasher, lo que limitó drásticamente el flujo de ayuda y privó a cientos de personas necesitadas de asistencia vital”, reza un comunicado del Servicio de Acción Exterior.
Así, Borrell y Lenarcic instaron a los beligerantes “a poner fin al conflicto armado en todo Sudán y reducir las hostilidades en torno a El Fasher”: “Seguimos comprometidos a garantizar que quienes cometen atrocidades y quienes ocupan puestos de liderazgo que obstruyen la entrega de ayuda humanitaria y no cumplen con sus obligaciones de proteger a los civiles rindan cuentas de sus acciones”.
Por último, concluyeron con que la Unión Europea seguirá utilizando todas sus herramientas, incluidas las sanciones selectivas, “para poner fin a la cultura de impunidad en el país y avanzar hacia una resolución pacífica al conflicto”.
La guerra estalló el 15 de abril de 2023 a causa de las fuertes discrepancias en torno al proceso de integración del grupo paramilitar en el seno de las Fuerzas Armadas, situación que provocó el descarrilamiento definitivo de la transición abierta en 2019 tras el derrocamiento del régimen de Omar Hasán al Bashir.
(Con información de Europa Press)