Mauricio Macri cambió de opinión y no quiere entregarle la asamblea del PRO a Patricia Bullrich. La ministra tampoco tiene demasiada intención de aceptar el cargo y el ex presidente queda cada vez más aislado.
El 4 de julio, horas antes del cocktail de la embajada de EEUU, asumirán las nuevas autoridades de la asamblea del PRO. Si bien es un órgano siempre estuvo supeditado a las decisiones del líder del partido, es quien decide la política de alianzas del partido. La lógica podría cambiar si la asamblea no va en la misma dirección que la cúpula partidaria.
En medio del vendaval libertario, Macri consiguió los votos para consagrarse presidente del PRO. Su idea es impedir que Javier Milei se lleve puesto al partido. Para eludir la interna, Macri acordó con la facción liderada por Bullrich.
Patricia iba a asumir la presidencia de la asamblea como parte de ese acuerdo. Sin embargo, Mauricio Macri la quiere lo más lejos posible. «Seguro la quiere cagar, tendrá sus consecuencias», amenazaron cerca de Patricia.
«Pretender despegarnos del gobierno es una locura. Nuestro electorado nos ve ahí. El problema de Mauricio es que piensa en una negociación macro, pero Milei le va comiendo los jugadores de a uno. Cuando se de vuelta no le va a quedar nada», dijo una fuente partidaria.