El estudio precisó que los primates (y esto incluye a los humanos) son animales muy sociables, de hecho, muchas especies de monos y simios viven en grupos, en tanto, durante mucho tiempo los especialistas creyeron que los lémures y otros estrepsirrinos, denominados coloquialmente primates de «nariz mojada», eran criaturas solitarias.
Estudios anteriores intentaron explicar cómo y cuándo evolucionó la vida en pareja de los primates, e investigaciones recientes indican que muchos estrepsirrinos nocturnos, que son más difíciles de investigar, no son en realidad solitarios sino que viven en parejas de machos y hembras.
El artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences es el resultado de varios años en los que los investigadores construyeron una base de datos detallada, que cubría casi 500 poblaciones de más de 200 especies de primates, a partir de estudios de campo primarios.
La conclusión del trabajo fue que más de la mitad de las especies de primates registradas en la base de datos exhibieron más de una forma de organización social: «La organización social más común eran los grupos en los que vivían juntos varias hembras y varios machos, por ejemplo los chimpancés o los macacos, seguidos de grupos con un solo macho y varias hembras, como los gorilas o los langures», explicó el autor Adrian Jaeggi, de la Universidad de Zúrich.
«Pero una cuarta parte de todas las especies vivían en parejas», agregó, y remarcó que teniendo en cuenta varias variables socioecológicas y de historia de vida, como el tamaño corporal, la dieta o el hábitat, los investigadores calcularon la probabilidad de diferentes formas de organización social, incluso para nuestros antepasados que vivieron hace 70 millones de años.
Los cálculos se basaron en modelos estadísticos complejos desarrollados por Jordan Martin en el Instituto de Medicina Evolutiva de la UZH, para reconstruir el estado ancestral de los primates, los investigadores se basaron en fósiles, que demostraron que los primates ancestrales eran de cuerpo relativamente pequeño y arbóreos, factores que se correlacionan fuertemente con la vida en pareja.
«Es más probable que una hembra y un macho fueran vistos juntos la mayor parte del tiempo y compartieran el mismo territorio y lugar para dormir»Carsten Schradin
«Nuestro modelo muestra que la organización social ancestral de los primates era variable y que la vida en pareja era, con diferencia, la forma más probable», afirmó Martin y precisó que sólo alrededor del 15% de nuestros antepasados eran solitarios.
«Por lo tanto, la vida en grupos más grandes sólo evolucionó más tarde en la historia de los primates», apuntó el especialista, en otras palabras, la estructura social de los primeros primates probablemente era más similar a la de los humanos actuales de lo que se suponía anteriormente.
«Muchos, pero no todos, vivimos en pareja y al mismo tiempo somos parte de familias extendidas y grupos y sociedades más grandes», dijo Jaeggi, y aclaró que la vida en pareja entre los primeros primates no equivalía a la monogamia sexual o al cuidado infantil cooperativo.
«Es más probable que una hembra y un macho concretos fueran vistos juntos la mayor parte del tiempo y compartieran el mismo territorio y lugar para dormir, lo que era más ventajoso para ellos que vivir en solitario», explicó Carsten Schradin, de Estrasburgo, otro de los autores del artículo.