Nuestro bienestar está en nuestras manos. Todos los días tenemos la oportunidad de cambiar y la posibilidad de elegir lo que queremos para nosotros. Dentro de los cambios para vivir mejor y en armonía con nuestro cuerpo, hay que destacar que la alimentación se ubica en un lugar prioritario para que estos cambios perduren en el tiempo.
Lo importante es comenzar por objetivos cortos. Evitar objetivos imprecisos, amplios o que nos den una sensación de tiempo inalcanzable. La planificación es fundamental. Esto abarca planificar las comidas, pero además estar atentos a la lista y compras del supermercado. Existen dos conductas importantes que nos pueden ayudar a lograr el cambio de hábitos. Una es la planificación y otra la organización.
Muchas veces, si planificamos la compra pensando en lo que vamos a cocinar esa semana con una simple estructura, eligiendo frutas y verduras de estación, carnes o cereales como el arroz nos permitirá hacer una buena, nutritiva y ahorrativa compra.
A veces, ir al supermercado y elegir productos que ya vienen listos para consumir nos permiten ahorrar tiempo, pero suelen ser mucho más caros no solo en cuanto a lo económico, sino también para nuestra salud. Estos productos nos aportan mayor cantidad de calorías, grasas, azúcares, además de sodio y conservantes por lo que su valor nutricional es inferior.
La clave está en organizar la heladera
La clave es que podamos organizar nuestra heladera y, en base a eso, mejorar nuestra alimentación, sin que esto suponga un estrés o un problema. En principio, ir al supermercado con una lista es de mucha ayuda. Lo ideal es armarla teniendo en cuenta lo que ya tenemos en la heladera y alacena para comprar las cosas que realmente son necesarias.
Lo que hay que evitar es ir al supermercado luego de muchas horas sin comer, ya que eso genera que uno se llene de tentaciones que difícilmente pueda evitar comprar. Al ir de compras, elegir frutas y verduras de estación es importante porque suelen ser más baratas y su vida útil es más larga.
También, se pueden elegir alimentos versátiles, aquellos que puedan ser combinados de más de una forma para hacer diferentes comidas. Por ejemplo, si se compra una cantidad de acelga o espinaca: se puede hervir, guardar en la heladera o freezer y luego consumirla en tartas, ensaladas, puré, soufflés o hacer milanesas con las pencas de acelga, medallones de espinaca y otra opción super saludable es una calabaza rellena de espinaca y queso.
Elegir recetas fáciles y prácticas nos ayudará a aprovechar mejor el tiempo y los ingredientes que tengamos listos para cocinar. Lo ideal es plantearse objetivos realistas y cortos y saber que el proceso de cambio no es lineal, ya que podemos tener altibajos. Podemos tomarnos un tiempo para descansar y disfrutar, pero siempre con las ganas de volver a empezar y continuar hasta nuestro objetivo. Hay que tener presente que los hábitos se crean todos los días y cada día es una nueva oportunidad.
(*) Gimena Masero (M.N. 10.923), licenciada en Nutrición, diplomada en Obesidad y Trastornos de la conducta alimentaria, diplomada en Rotulado de alimentos en Argentina. Aliados o enemigos en la diabetes? y Reconectando con las proteínas, su importancia en cada etapa de la vida.
