(*) Columnista invitado. Con buenas prácticas de ciberseguridad y herramientas avanzadas de detección, es posible reducir estos riesgos.
En un mundo cada vez más interconectado como en el que vivimos, la seguridad digital se ha convertido en un factor clave para resguardar nuestra información personal y profesional. Sin embargo, los ciberdelincuentes van perfeccionando en paralelo sus técnicas de engaño para explotar vulnerabilidades y obtener acceso a datos sensibles.
Una de ellas es el spoofing, un método basado en la suplantación de identidad para engañar a usuarios y sistemas. Este término proviene del inglés y significa imitar o falsificar con intención de engañar. En este tipo de ataques, los delincuentes se hacen pasar por fuentes legítimas para manipular a sus víctimas y obtener acceso a información confidencial. Existen varias formas de spoofing, cada una con características y riesgos particulares.
Tipos de spoofing más comunes
- Uno de los métodos más utilizados es el IP Spoofing, en el que los atacantes falsifican direcciones IP para eludir medidas de seguridad y realizar ataques de denegación de servicio (DDoS). Debido a su impacto, esta técnica suele estar dirigida a empresas y organizaciones, más que a usuarios individuales.
- Otra modalidad frecuente es el Email Spoofing, donde los ciberdelincuentes envían correos electrónicos falsificados que simulan provenir de una fuente confiable. Es un recurso común en ataques de phishing, cuyo objetivo suele ser robar credenciales o distribuir malware.
- El Caller ID Spoofing también se ha convertido en una amenaza recurrente. Mediante la manipulación del identificador de llamadas, los delincuentes hacen que un número falso parezca legítimo para realizar una estafa telefónica.
- Finalmente, el Website Spoofing consiste en la creación de sitios web fraudulentos que imitan páginas legítimas para engañar a los usuarios y obtener sus credenciales o infectar sus dispositivos con malware.
Cómo protegernos del spoofing
La buena noticia es que existen medidas efectivas para minimizar el riesgo de estos ataques. Algunas de las más importantes son:
● Verificar las fuentes: Antes de hacer clic en cualquier enlace o responder correos electrónicos, es fundamental comprobar la autenticidad del remitente. Revisar la dirección del dominio y evitar ingresar datos en sitios dudosos es fundamental para prevenir fraudes.
● Implementar autenticación multifactor (MFA): Agregar capas de seguridad adicionales dificulta el acceso no autorizado, incluso si nuestras credenciales han sido comprometidas.
● Configurar filtros de seguridad: El uso de protocolos como SPF, DKIM y DMARC ayuda a evitar la suplantación de direcciones de correo electrónico y bloquea mensajes fraudulentos.
● Mantener el software actualizado: Aunque las actualizaciones pueden parecer tediosas, incluyen parches de seguridad que corrigen vulnerabilidades explotadas en ataques de spoofing.
El spoofing es una amenaza que evoluciona constantemente, pero con buenas prácticas de ciberseguridad y herramientas avanzadas de detección, es posible reducir estos riesgos. Mantenernos informados y adoptar medidas preventivas son siempre claves para disfrutar de la tecnología con mayor tranquilidad.
(*) Fabio Sánchez, Ingeniero de Sistemas y Master en Arquitectura de TI, es Director de Ciberseguridad de OCP TECH