Con más de 50 años de historia, la capilla San José estaba deteriorada. Sin apoyo externo, los vecinos decidieron reconstruirla con ventas de comida y rifas.
La capilla San José, ubicada en el barrio Bajo Quinta Ferré, es un punto de encuentro para los vecinos desde hace más de cinco décadas. Sin embargo, el deterioro de su estructura amenazaba con convertirla en un recuerdo del pasado. «Los techos se estaban cayendo, las estructuras agrietando y vimos la necesidad de hacer un cambio», expresó Estela Rolón, integrante de la comunidad San José, en diálogo con N9.
A pesar de las reiteradas promesas de ayuda que nunca se concretaron, los vecinos decidieron actuar por su cuenta. «Nos pusimos de acuerdo toda la comunidad. Siempre nos prometían que nos iban a ayudar, pero nunca llegó esa ayuda. Entonces decidimos hacerlo a pulmón, trabajando en comunidad, como somos todos unidos, gracias a Dios», contó Rolón. Para financiar la obra, comenzaron a organizar rifas, sorteos y ventas de arroz con pollo y tortas fritas.
El esfuerzo dio sus frutos. En un año, lograron reunir los fondos para comprar los materiales necesarios para iniciar la reconstrucción. «Semanalmente trabajamos para juntar plata y pagar a los obreros. Así seguimos comprando materiales que van surgiendo en el momento», detalló. En la actualidad, seis obreros trabajan diariamente en la obra, bajo la dirección de una arquitecta y un jefe de obra, todos comprometidos con la restauración del templo.
Más allá del equipo de construcción, la iniciativa cuenta con el respaldo de toda la comunidad. «Más de 30 o 40 personas están activamente involucradas», afirmó Rolón. Además, muchas otras colaboran a través de donaciones económicas. «Nosotros les llamamos socios protectores: personas que nos ayudan mensualmente con un aporte mínimo o lo que salga del corazón».
La fe en San José, patrono del barrio, ha sido un motor fundamental para la comunidad. «Intercede por nosotros ante Dios, por cada familia del barrio«, aseguró Rolón. Pero más allá de lo espiritual, el trabajo en conjunto fortaleció los lazos entre los vecinos. «Gracias a este servicio que estamos prestando, este trabajo en conjunto, nos hicimos más fuertes».
Mientras las obras avanzan, la comunidad de San José sigue recaudando fondos con diferentes actividades. «Necesitamos pagar a los albañiles semanalmente y seguir con la compra de materiales», indicó Rolón. La capilla, que estuvo a punto de colapsar, está en camino de recuperar su esplendor, impulsada por la solidaridad y el esfuerzo colectivo.